07 de octubre de 2024

En julio, el consumidor pagó $3,1 por cada $1 que recibió el productor

El limón (14,1 veces) y la mandarina (9,8), los productos que presentaron mayor diferencia.

Durante el mes de julio el Indicador de Precios en Origen y Destino (IPOD) elaborado por el sector de Economías Regionales de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), detectó que los precios de los agroalimentos se multiplicaron por 3,1 veces del campo (origen) a la góndola (destino).

En promedio, la participación del productor alcanzó el valor más alto desde diciembre 2022 y explicó el 35,7% de los precios de venta final, un 14,8% más que en junio. La mayor participación la tuvieron los productores de brócoli (60,8%), mientras que la menor fue nuevamente para los de limón (7,1%).

Las heladas también formaron parte del escenario elevando los precios por la escasez en la producción.

Los productos con más brecha del mercado

El limón (14,1 veces), la mandarina (9,8), la manzana roja (6,9), la pera (6,1) y el cerdo (5), fueron los cinco productos que presentaron mayor diferencia entre los precios de origen y destino.

El limón aumentó 9,4% en origen, pero en destino disminuyó 2,4%, atravesando una situación crítica desde hace tiempo. Ante la falta de ventas algunos productores decidieron no cosechar, porque el precio que pagan las industrias no llega a cubrir los costos de producción.

Los precios de la mandarina, por su parte, se incrementaron 37,4% al productor, mientras que bajaron 10,4% en góndola. El consumo ha caído significativamente y hay un exceso de oferta, dado que ha sido una muy buena campaña en términos de calidad y volumen. A su vez, las industrias no pueden procesar toda la fruta, por lo que se estropea y se descarta, y los precios —que presentaron una mejora con respecto al mes anterior— tampoco llegan a cubrir los costos de producción y de los galpones de empaque. 

En el caso de las pomáceas, tanto la manzana como la pera, disminuyeron sus precios en origen (13,3% y 6,4%) por baja demanda, pero presentaron incrementos en destino (2% y 1,2%, respectivamente).   

Por último, la carne de cerdo presentó otro comportamiento: mientras que su precio se incrementó 19,7% al productor, al consumidor bajó 0,6%.

Sin embargo, dada la caída de capacidad adquisitiva del consumidor que se percibe en la baja demanda se registró un descenso entre el 30% y el 40%. En consecuencia, algunos comerciantes debieron ajustar precios y ajustarse a este escenario de demanda a la baja porque al ser perecederos pueden echarse a perder y debieron sacrificar su rentabilidad.

Foto:  Alexandr Podvalny