«Lejos de ser poderosos, somos perseguidos», así definió Ramón Puerta, ex gobernador de Misiones, su situación y la de su hijo en relación al allanamiento en el bar de Apóstoles de Pedro, al medio LN+ al periodista Luis Novaresio. A lo largo de una extensa declaración, Puerta explicó cómo se originó el vínculo entre su familia y los Kiczka, hoy ambos hermanos sujetos de una imputación por material pornográfico infantil.
Hizo alusión al caso de los hermanos Kiczka y puntualizó sobre la situación de Sebastián Kiczka que es «un enfermo, fue atendido hace 10 o 15 años» por «adicciones» pero aclaró que su hijo mantiene vínculo político con Germán y que él conoce de lejos a la familia por cuestiones políticas.
«Cuando se formó Juntos por el Cambio, mi hijo se quedó con un partido peronista, no kirchnerista, armó un partido y ahí apareció Germán».
Además explicó la relación comercial con el político: «Fue un comisionista de mi empresa Cigarros Misioneros» y añadió que el allanamiento al club social «fue pedido por mi hijo (Pedro)».
El origen de la persecución
En reiteradas ocasiones los periodistas del canal de LN+ indagaron en el origen de la persecución a la que aludió Puerta en su declaración. A lo que el ex primer mandatario provincial remarcó que el poder misionero «que me persigue que tiene un fuerte olor a kirchnerismo» y se jactó de ser un acérrimo antagonista del movimiento encabezado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández con la frase: «No tengo un minuto de kirchnerismo».
«Usted no descarta que Passalacqua use la causa Kiczka…», preguntó Novaresio. «Yo no le echo la culpa la culpa a ninguno de ellos porque son títeres», cerró Puerta ya la pregunta de si sospechaba de Rovira, expresó categórico: «Es otra cosa, vos sabés que el que traiciona guarda…Yo soy un perseguido y mi familia también».