24 de enero de 2025

El genoma de la yerba mate fue descubierto por científicos del Conicet, INTA y la Universidad Nacional de Misiones

El logro, fruto de un trabajo interdisciplinario, fue publicado recientemente en la revista científica PLOS ONE.

La investigación que inició en 2013 y se extendió por una década hoy muestra al mundo el genoma de la yerba mate. El descubrimiento fue realizado por científicos argentinos que son miembros del CONICET, del INTA y de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM).

Los especialistas lograron describir el primer transcriptoma de yerba mate (Ilex paraguariensis), compuesto por 32.355 genes y 12.551 isoformas –variantes de esos genes– que intervienen en el metabolismo celular. El logro, fruto de un trabajo interdisciplinario, fue publicado recientemente en la revista científica PLOS ONE.

A escala global sólo se conocían 80 genes y este descubrimiento permitirá agilizar las investigaciones en mejoramiento genético y obtener cultivos con mayor rendimiento, resistencia a estrés hídrico y tolerancia a enfermedades, entre otros.

La planta posee un proceso de domesticación relativamente corto y con incipientes procesos de mejoramiento genético, llevados adelante principalmente desde los inicios del INTA en la unidad de Cerro Azul.

Dardo Marti, coordinador general del trabajo e investigador adjunto del CONICET en el Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET-UNaM), destacó la potencialidad de este descubrimiento y señaló: “De ahora en adelante, surgirán una innumerable cantidad de líneas de investigación”.

De acuerdo con Humberto Debat, del Instituto de Patología Vegetal perteneciente al Centro de Investigaciones Agropecuarias del INTA, gracias al hallazgo “podrán examinarse las propiedades nutricionales de la yerba mate y sus efectos como antioxidante, ‘antiedad’, antiinflamatorio y antimutagénico”. También, aclaró, ayudará a desarrollar marcadores moleculares, conocer el metabolismo lipídico, analizar el mapeo genético e identificar caracteres de importancia biológica, agronómica y económica.

“A diferencia del genoma, que abarca todo el material genético presente en los cromosomas (ADN), el transcriptoma es la parte del genoma integrada por los genes que se traducen en moléculas de ARN –llamadas transcriptos– que producen o ayudan a producir todas las proteínas de la planta”, explicó Debat.

En este caso, se utilizó el ARN de la progenie 538, descendencia de dos cultivares registrados por el INTA Cerro Azul, variedad mejorada genéticamente por cruzamientos dirigidos desde hace 40 años.
“En Misiones, hay cerca de 2.000 hectáreas plantadas con esta variedad y es una de las más difundidas entre los productores”, afirmó Rosana Bubillo, especialista del INTA Cerro Azul –Misiones–. “Al tratarse de un cultivo perenne, se necesita hasta una década para determinar el sexo de la planta y evaluar su ciclo de desarrollo y, luego de ese lapso, recién es posible iniciar estudios en mejoramiento genético y desarrollar cultivares con mejores características organolépticas”, continuó. “Identificamos más de 30 mil genes solamente comparando con bases de datos conocidas. Acá se cierra un ciclo pequeño”, dijo Marti.

El equipo de especialistas que llevó adelante este descubrimiento se completa con Mauro Grabiele, investigador asistente del Consejo, Patricia Aguilera, becaria pos-doctoral, Mónica Otegui y Pedro Zapata de la Universidad Nacional de Misiones y Daniel Ducasse por (Instituto de Patología Vegetal) IPAVE.