13 de octubre de 2024

La liga Posadeña  y el dilema de los 18 equipos en primera

Pocos son los que están conformes con la cantidad de equipos en la divisional de honor. Como bajar a 14 o 12, o bien, 10, dicen, sería lo ideal. ¿Y los descensos?

Volver competitiva a la primera división de la Liga Posadeña es una tarea que merece tratamiento privilegiado. Más allá de la defensa que cada dirigente hace de su institución, la razón no deja dudas; 18 equipos es una cifra demasiado alta para el futbol capitalino.

El camino para lograr un número acorde a la realidad no es fácil mismo diría el amigo HP, porque aún no se determinaron los descensos en esta temporada. Algunos de los clubes denominados «más chicos», abonan la idea de «bajan dos, suben dos» – una postura que deja todo como está- .

Otros en cambio, ambicionan un torneo con menos clubes para hacerlo más competitivo y abogan por establecer en esta temporada al menos cuatro descensos y solamente dos ascensos y así seguir en los años próximos hasta dejar en 10 o 12 equipos.

Las canchas del torneo

De los 18 equipos que compiten son 12 propietarios de canchas, aunque se debería descontar a Huracán que por un tiempo deberá buscar otra debido a que está mejorando el piso de la suya.

Así, de las 11 canchas disponibles para disputar la liga posadeña, hay algunas que dejan mucho que desear ya que en algunas de ellas, el traslado del balón debería hacerse en un móvil.

¿Qué pasará con las canchas “muy mejoradas” como la de Crucero, Mitre, Guaraní? ¿Las alquilarán? Es una incógnita.

Hace unos días un dirigente de uno de esos clubes aseguró que mantener mensualmente el césped le cuesta cerca de un millón de pesos mensuales.

Por otro lado, “los sin cancha” buscan los estadios más “baratos” y así, la liga debe programar con mucho ingenio una gran cantidad de partidos en un mismo escenario.

Se vienen tiempos de decisiones. Ojalá el mandamás liguista encuentre en sus seis vice presidentes, personas que además de trabajar por sus instituciones, entiendan y asuman que los cambios son necesarios y urgentes, porque en definitiva, los beneficiados serán las instituciones que representan.