El agua constituye más del 50 % de nuestro cuerpo. El agua cubre la mayor parte de la superficie terrestre. El agua es vida, y el agua es alimento. Está en todas las cosas y en todas partes, pero no es ilimitada.
Casi tres cuartas partes de la totalidad del agua dulce se utiliza para la agricultura, razón por la que la transformación de la manera en que cultivamos nuestros alimentos y generamos productos agrícolas puede tener una incidencia máxima.
En la actualidad, aproximadamente 2 400 millones de personas viven en países sometidos a estrés hídrico; a pesar de ello, se prevé que la demanda mundial de agua destinada a la agricultura aumente en un 35 % de aquí a 2050. Ya sea en la industria de la alimentación o en la de la moda, a menudo damos por sentado este elemento esencial.
En este Día Mundial de la Alimentación, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) centra la atención en el agua y en algunas personas que ya están tomando medidas para administrar este valioso recurso con sensatez e inspirar a otros.
Bela Gil – Una restauradora que fomenta el consumo consciente
Si uno entra en el restaurante de Bela Gil en el Brasil, un establecimiento sostenible y basado en alimentos vegetales, tendrá ocasión de ver cómo esta chef ha incorporado la agroecología a todas las facetas de su restaurante, lo que incluye la utilización de tintes naturales de origen vegetal para los uniformes.
En su opinión, los restaurantes y los chefs tienen la responsabilidad social de usar ingredientes sostenibles, estacionales y locales. Utiliza, por ejemplo, frutos secos y semillas orgánicas, así como legumbres —cuya producción requiere menos agua que otros cultivos— locales en su carta basada en alimentos vegetales.
Es partidaria de sensibilizar a los consumidores acerca de la importancia de una dieta saludable, y a la vez reduce al mínimo el desperdicio de alimentos en sus recetas aprovechando las sobras, porque en última instancia cuanto menor es el desperdicio de alimentos, menor es el desperdicio de agua.
Ángel León – un chef en busca de ingredientes marinos sostenibles
En 2008, Ángel León revolucionó el panorama culinario con el primer menú del mundo basado en el fitoplancton, también conocido como microalgas. Este chef, distinguido con estrellas Michelin, considera que el mar nos ofrece un sinfín de posibles nuevos sabores y que es necesario estudiar las especies acuáticas infrautilizadas para crear platos innovadores.
Ángel empezó a utilizar fitoplancton marino como ingrediente en sus platos mundialmente famosos hace 15 años. Este ingrediente poco conocido se usa ya en restaurantes de 25 países.
Aspira a concienciar también acerca de la práctica de la acuicultura en el océano, donde se obtiene un tipo de grano a partir de la zostera marina, planta que, según se dice, es más nutritiva que el arroz y cuyo cultivo no requiere agua dulce. Su mayor esperanza es que el mundo sienta más curiosidad por el océano y utilice estos recursos de forma sostenible.
Olivia Mandle – una joven defensora del mar
A los dos años, Olivia Mandle se puso por primera vez un par de aletas, un tubo de buceo y unas gafas de submarinismo y empezó a nadar en aguas del Mediterráneo en España, su país natal, para descubrir un mundo que nunca había visto. A los 12 años, inició la batalla para retirar los microplásticos del mar e inventó la Jelly Cleaner, una pequeña red confeccionada con viejas medias de ballet y materiales reciclados que, al arrastrarla por el agua, recoge los microplásticos.
Olivia tiene ahora 16 años y ha emprendido la misión de concienciar sobre la vida marina mostrando las repercusiones de los residuos en nuestros ecosistemas.
Su primera limpieza del mar y las playas en la Costa Brava atrajo a más de 100 personas a su pueblo costero. En 2022, 600 personas, entre ellas buceadores, aficionados al pádel surf y veraneantes, acudieron allí para apoyar la iniciativa. En menos de una hora recogieron más de 300 kilogramos de residuos.
Michael Haddad – la lucha de un atleta contra la escasez de agua y el cambio climático
¿Qué es para ustedes “lo imposible”? ¿Serían capaces de desafiarlo?
Eso hizo Michael Haddad. Parapléjico desde los seis años, Michael carece de movilidad en las piernas y utiliza un exoesqueleto —un tipo de aparato ortopédico de cuerpo entero— y unas muletas para desplazarse. Pero eso no le impidió recorrer cinco kilómetros a pie por el Ártico, allí donde se encuentra el Depósito Mundial de Semillas de Svalbard: un almacén de seguridad situado en Noruega que guarda semillas de todo el mundo.
Este Embajador de buena voluntad regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo llevó consigo muestras de semillas procedentes de 12 países árabes, preparadas en coordinación con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con el fin de depositarlas en este almacén.
Para dar a conocer el problema de la escasez de agua en Oriente Medio, Michael señala que la intrusión de agua marina en las zonas agrícolas es motivo de creciente preocupación, en especial en las inmediaciones del Nilo, uno de los graneros de la región.
Este atleta libanés está llamando la atención sobre los efectos del cambio climático y sus repercusiones en la seguridad alimentaria, en especial en Oriente Medio y para las personas con discapacidad.