La aprobación de la Ley de Presupuesto 2026 marca el fin de los pisos mínimos de inversión educativa en Argentina. Con el artículo 30, el Gobierno nacional desactiva la obligatoriedad de destinar el 6% del PBI al área y fija un piso del 0,47% para las universidades, cifra que retrocede a los registros de 2005.
El nuevo esquema legal deroga el artículo 9 de la Ley 26.206 y desmantela la arquitectura de financiamiento vigente. La inversión en educación superior se desploma frente al 0,87% alcanzado en 2017 y perfora incluso el presupuesto ejecutado en 2024, situando a las universidades en el mismo punto de partida de hace veinte años.
La distribución del gasto evidencia la parálisis del sector: el 88% se consume en salarios, dejando márgenes mínimos para hospitales, laboratorios y proyectos de extensión. El personal universitario inició 2025 con una pérdida del 30% en su poder de compra, una caída cincuenta veces mayor que la brecha registrada en el empleo privado.
La dependencia de las arcas centrales es crítica. El Gobierno nacional financia el 90% de las universidades, mientras que en la educación obligatoria las provincias pueden intervenir en sueldos o edificios. Para 2026, la proyección oficial de inflación del 10,1% y un incremento nominal del 0,8% en los giros no logra absorber el impacto acumulado desde 2023.
El ajuste alcanza también a la formación técnica y al desarrollo científico. La eliminación de los fondos específicos para escuelas técnicas implica un recorte del 93% en términos reales. En paralelo, Ciencia y Tecnología pierde la cláusula de aumento progresivo hacia el 1% del PBI en 2032 y queda expuesta a una caída del 48,8% respecto al inicio de la gestión.
La supresión de la garantía que impedía asignar presupuestos inferiores al año previo completa el cuadro de incertidumbre. Con una caída general del 47,3% en Educación y Cultura y un ajuste del 76,6% en becas, el Presupuesto 2026 redefine el rol del Estado en el financiamiento del conocimiento, priorizando la reducción de transferencias por sobre el desempeño académico y científico.




