27 de junio de 2025

El estrés económico superó el 50% en 2024 y expone el deterioro de los sectores medios en Argentina

El indicador de estrés económico revela un empobrecimiento transversal en Argentina, con fuerte impacto en los sectores medios-bajos y hogares con niños, y expone limitaciones del enfoque tradicional de la pobreza para captar nuevas formas de vulnerabilidad.

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), el estrés económico alcanzó en 2024 su nivel más alto desde la postpandemia, afectando al 53,8% de los hogares. El indicador revela una sensación extendida de empobrecimiento que impacta especialmente a los sectores medios-bajos, con una capacidad cada vez más limitada para cubrir necesidades básicas, sostener el consumo y generar ahorro.

Este índice, que complementa las mediciones tradicionales de pobreza, incorpora la percepción que tienen las familias sobre sus ingresos. “El ‘no me alcanza’ se convirtió en una categoría social transversal que no siempre es captada por los indicadores oficiales”, explicó Agustín Salvia, coordinador del ODSA.

Golpe sostenido a los sectores medios y hogares con niños

El informe indica un crecimiento dispar del fenómeno según nivel socioeconómico. Mientras el estrés económico trepó al 75,3% entre los sectores muy bajos y al 61,5% en los bajos, el mayor salto proporcional se dio en los sectores medio-bajos (35,7%), que registran su peor valor desde 2021. Incluso los estratos medio-altos mostraron un aumento (15,2%), reflejando una dinámica regresiva que alcanza a hogares tradicionalmente estables.

La situación se agrava en los hogares con niños, donde el índice trepa al 54,6%, evidenciando una mayor vulnerabilidad estructural vinculada a la niñez.

Deterioro silencioso y caída del acceso a derechos

El informe también advierte sobre el crecimiento del estrés económico en hogares sin carencias previas, que pasaron de un 15,5% a 22,8% en un año. La pérdida de derechos como el acceso a medicamentos recetados o la reducción en las prestaciones de salud —como la cobertura del PAMI— son señales del debilitamiento del entramado de protección social.

Más allá de la línea de pobreza: una medición que amplía la mirada

Si bien el INDEC informó una pobreza del 38,1% en 2024, el enfoque de la UCA permite identificar realidades no captadas por las estadísticas tradicionales. “Hay hogares que no figuran como pobres, pero viven con serias restricciones y una pérdida sostenida de calidad de vida”, concluye el informe.

Entre 2022 y 2024, los sectores medio-bajos fueron los más afectados (con un 25% de deterioro acumulado), seguidos por los sectores bajos (15,6%), muy bajos (17,5%) y altos (15%), lo que confirma un proceso de empobrecimiento transversal con mayor impacto en franjas que antes estaban por fuera de los márgenes de vulnerabilidad