La caída sostenida del consumo desde 2024 se profundizó este año en Argentina, con salarios estancados que no logran acompañar ni la inflación acumulada ni el costo real de vida. Aunque el ritmo inflacionario se moderó en 2025, el poder adquisitivo continúa deteriorado, y el impacto se refleja con fuerza en las economías regionales.
En Misiones, la situación se agrava por el cierre de comercios que agotaron sus márgenes de maniobra ante la competencia fronteriza con Paraguay y Brasil, y por políticas nacionales que no favorecen el sostenimiento del comercio local. Mientras las grandes cadenas apelan a promociones para sostener ventas, los programas provinciales Ahora —que ofrecen cuotas sin interés— se consolidan como herramienta clave para amortiguar el impacto en el consumo interno.
Lucas Kerps, empresario supermercadista, trazó un diagnóstico crítico: “Nuestra situación política-económica-social e incluso educativa se parece mucho a un cuerpo desnutrido. Esto significa que cualquier viento que sopla nos enferma”. En ese marco, proyectó una inflación promedio de entre 25% y 30% para el cierre de 2025, y advirtió que “si la situación no mejora, será todo muy duro”.
Desde el Instituto Provincial de Estadísticas y Censos, su directora Silvana Labat coincidió en el peso del fenómeno fronterizo: “Los consumidores van a comprar a Paraguay y Brasil, y eso es imposible de sostener para el comerciante”. La funcionaria destacó el rol de los programas Ahora como política firme de apoyo al comercio local, y alertó que “el consumidor apenas llega a cubrir su canasta básica y los indicadores no mejoran”.
El contexto nacional, marcado por la tensión entre discurso oficial y realidad cotidiana, también fue objeto de crítica. “El Gobierno Nacional dice que no hay más inflación, y no es real porque todo sube. Nación se preocupa por lo macro, y lo micro nos afecta a los ciudadanos de a pie. Nos estamos ahogando, estamos pagando los costos”, concluyó Kerps.