El Gobierno anunció que dará de baja la jubilación presidencial a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y la pensión por Néstor Kirchner. La confirmación de la eliminación del beneficio la hizo el vocero Manuel Adorni este jueves en Casa Rosada, tras la confirmación del fallo en la cusa de Vialidad, aunque lo que obvio el voceador presidencial, fue que la medida se toma antes de la ratificación por parte de la Corte Suprema, lo que sin dudas implica una suerte de anticipación de fallo o una declaración de culpabilidad amnticipada, a pesar que el Ejecutivo no es el poder que defina actuaciones judiciales. Eso y la búsqueda de un golpe de efecto político y publicitario, en medio de las críticas que recibe el actual mandatario son meras coincidencias.
Sin dudas este tipo de medidas son las que definen la conducta «democrática» de Javier Milei y sus acólitos, que responden obedientemente a las medidas incongruentes y muchas veces irrespetuosas de un presidente, que responden precisamente a una convivencia armónica ni con sus partidarios y mucho menos con la oposición, a quienes denostan permanentemente, y que llamativamente aún se comportan como «corderitos» a la hora de reaccionar o exigir medidas que insten a m odificar esas conductas inapropiadas.
Milei insulta, amenaza y extorsiona a los gobernadores. Promete y no cumple y en casi un año de mandato demostró que le importan sólo sus creencias, y no las necesidades de la gente. El déficit cero o la baja de la inflación la consiguió cerrando los grifos -algunos con razón- pero en la mayoría de los casos sin tener en cuenta las necesidades de la gente de menores recursos. Discapacidades, salud, educación, el ministerio de Capital «Humano», que no distribuye los alimentos ni con ordenes judiciales, son una muestra palmaria de la casta que conforman Milei y el sector favorecido por sus políticas, que es el más alto en la piramide social, que han recibido con beneplácito cada unas de sus medidas que significó, la transferencia de fondos para sus bolsillos
