12 de noviembre de 2024

Cristina vs Quintela: dos modelos de PJ para oponerse a Milei

La interna del PJ ganó la agenda, una potestad que en 2024 solo había estado en manos de Javier Milei.

La pulseada entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela por la conducción del Partido Justicialista acaparó la atención de la semana. Más allá de las tensiones que se generaron en el intento fallido de lograr la unidad, para buena parte de los sectores que intervienen en la interna los movimientos fueron positivos: una salida del letargo, una pelea “reproductiva” (como indica la máxima de Juan Domingo Perón) y la posibilidad de recuperar cierto protagonismo perdido. En el medio del fuego cruzado quedó Kiciloff, que quiera despegarse del tema.

La interna del PJ no solo ganó la agenda, una potestad que en 2024 solo había estado en manos de Javier Milei, sino que, además, generó réplicas en todos los espacios: desde el oficialismo que mira el desenlace para quedarse con retazos del PJ hasta el radicalismo, que también mira su propio posicionamiento en función de lo que ocurra con la interna del 17 de noviembre entre la expresidenta y el gobernador riojano.

Apertura vs cerrazón

Cristina presentó su lista “Primero la Patria” el viernes, y este lunes realizará un acto en Quilmes, municipio gobernado por el camporismo duro con la intendenta Mayra Mendoza. Anotó en la primera plana a dirigentes de provincias, para darle el tono “federal”, épica de la que se apropia Quintela, quien emerge desde tierras de caudillos. Una forma de responder a quienes argumentan que el kirchnerismo solo sobrevive en el conurbano bonaerense.

El formoseño José Mayans, la catamarqueña Lucía Corpacci, el santafesino Germán Martínez, en lugares centrales de la vicepresidencia. Los dos jefes de bloque en el Congreso, trinchera de resistencia del PJ, que en estos meses se convirtió en un partido de oposición parlamentaria. La exgobernadora de Catamarca, en tanto, una figura que contrapone a su sucesor Raúl Jalil, quien optó por darle una mano a Javier Milei cuando éste sudaba la gota gorda para sostener vetos y RIGI.

Corpacci representa la barrera a los límites que Cristina no está dispuesta a dejar que se traspasen. Otra respuesta que aparece en esa nómina es la del secretario general del Sindicato de Mecánicos (SMATA), Ricardo Pignanelli. La CGT había emitido un comunicado duro con críticas elípticas al “personalismo” en obvia alusión a la expresidenta y habría bregado por una “renovación genuina”, en apoyo implícito al riojano. A última hora, al cierre de esta nota, comenzó a circular una lista provisoria, donde el dato más destacado era la ausencia de soldados de Axel Kicillof.

Ricardo Quintela se tomó más tiempo. El sábado, sobre el límite del plazo legal, dio a conocer los nombres que integran “Federalismo y Justicia”. Le costó al mandatario norteño conseguir el apoyo de los cinco PJ provinciales que son requisito para inscribirse en la interna. Debió terciar Jorge Capitanich y el peronismo chaqueño finalmente apoyó a ambos candidatos, una forma de habilitar la competencia.

Si bien en el kirchnerismo buscan marcar que la eventual conducción de Cristina será amplia y con la intención de contener al principal espacio opositor a Milei, la puja se resume a una disputa entre el concepto de ampliación que propone Quintela contra el de cerrazón que encarnaría la expresidenta. El riojano llamó a tender puentes con dirigentes como Florencio Randazzo, gobernadores que coquetean con La Libertad Avanza o el cordobesismo de Juan Schiaretti y Martín Llaryora. En entrevistas pasadas, incluso tiró la red más lejos, hasta dirigentes del PRO como Horacio Rodríguez Larreta. También apuntan al “modo”. El riojano revaloriza la presencia en el territorio y la decisión “más horizontal”, dicen en su entorno, para contrastar con el verticalismo y las bajadas de línea por redes de su rival.

Cristina ya le bajó la persiana a mandatarios como el tucumano Osvaldo Jaldo o el catamarqueño Jalil, si bien el primero le recolectó avales en la provincia a través de los suyos. Aún si los convocara, sería difícil que se acerquen al fogón los peronistas que tomaron posturas anti K. Rechazan más al kirchnerismo que a Milei. El Instituto Patria se excedió de avales: 140 mil cuando se necesitan 60 mil. Recibió respaldos de los PJs de las provincias con holgura, que serán clave en la fiscalización. Hay dirigentes de peso que respaldan. Ayer se llevó a cabo, en ese sentido, el primer acto masivo una vez conocida su lista. Se realizó en Santa Fe y lo organizó Agustín Rossi para presentar su espacio La Corriente. “Con Cristina presidenta del PJ Nacional comienza la reconstrucción de la esperanza en Argentina”, dijo el excandidato a vicepresidente, quien había sido enviado al ostracismo por Cristina en su momento, cuando ungió a Omar Perotti para las elecciones 2021.

Los intentos por llegar a la unidad fueron tenues. Como en un juego de adolescentes, primero fue Quintela quien no atendía las llamadas. “Para qué voy a atender, si me van a pedir que me baje, y no me voy a bajar”, sugería a los suyos. Luego, ya con la compulsa echada a rodar, se invirtieron los roles, y entonces sonó en el vacío el teléfono del Instituto Patria. “Atiendan el teléfono, tienen varios llamados con la característica 3804”, espetó Jorge Yoma en las redes, apoderado de la lista de Quintela.

No obstante, buena parte de la dirigencia del PJ maneja la tesis de una posible postergación de la fecha, bajo la premisa de los altos costos de la elección y los cortos tiempos para organizar la logística. El partido pidió al Gobierno seis mil urnas para distribuir en todo el país, y en la órbita de Guillermo Francos garantizan poco más de la mitad, las que tienen en depósitos. No se pueden utilizar las de los comicios nacionales, que tienen otros escudos inscriptos. “Es poco el tiempo para comprar las que faltan”, dicen en jefatura de Gabinete, y confirman así que los tiempos están demasiado apretados.

Una postergación daría tiempo a negociar una unidad, dicen. Se trata de otra parte del peronismo, que pivotea entre ambos espacios, y que sugieren que el test solo servirá para demostrar que Cristina, aún ganando, no contiene a todo el partido. También indican que Quintela no tiene nada que perder con la jugada. Dirigentes cristinistas que recorrieron unidades básicas con Quintela, cuando era el único que había recogido el guante. Luego, enterados por Twitter de la postulación de la expresidenta, quedaron estupefactos.

Kicillof, entre el equilibrio y la distancia

Dentro del justicialismo, es Axel Kicillof, el mandatario de la provincia más poblada del país y corazón electoral del PJ, quien quedó en medio del fuego cruzado. Tras las citas bíblicas de Cristina, señalando a los Poncio Pilatos y a los Judas, dardo venenoso al gobernador bonaerense, Kicillof salió con un comunicado que se había hecho esperar.

Para muchos, el exministro de Economía de Cristina realiza un hábil ejercicio de equilibrista en una cuerda en el aire, entre rascacielos. Sabe que no es momento de romper con quien sigue reconociendo como líder. También entiende que, quizás, en algún momento deba hacerlo si quiere conducir un conjunto mayor. Soporta en silencio a los portavoces que hablan por ella, que le reclaman fidelidad eterna por el rol de la expresidenta en su carrera política. Lo mismo con las estrofas que le dedican en actos camporistas. Las “nuevas canciones” que pidió componer Kicilof, para las lógicas partidarias que van quedando viejas para el electorado. Por caso, el padrón del PJ tiene una edad promedio de 60 años. El escudo y el bombo interpelan poco a los jóvenes.

El peronismo tiene sobradas muestras del simbolismo de “matar al padre”. Desde Néstor Kirchner con Eduardo Duhalde como ejemplo cercano, hasta los pases en gobernaciones recientes: Sergio Uñac con José Luis Gioja en San Juan, Sergio Casas con Beder Herrera en La Rioja, Juan Manzur con José Alperovich en Tucumán, y luego Jaldo siguiendo la huella. Entre muchos otros ejemplos.

fuente: Ambito