Un ex funcionario del menemismo, Manuel García Solá, que ahora representaba ad honores en el Conicet a la Sociedad Rural, renunció y presentó una extensa carta donde denuncia la forma en la que son elegidos los becarios del CONICET desde iniciado el mandato de Javier Milei.
Quien toma la decisión en la selección de los becarios es la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología Productiva, organismo dependiente de la Jefatura de Gabinete de Ministros. Fueron unos dichos de quien conduce esa área, Guillermo Francos, los que encendieron la chispa de este revuelo, difundido a partir de una entrevista que García Solá mantuvo este viernes con Jairo Straccia en Radio con vos.
García Solá recomendó revisar las 1.738 páginas de la versión taquigráfica del primer informe de gestión del Gobierno, presentado el 4 de septiembre por Guillermo Francos ante el Congreso. Sugirió focalizar en la pregunta 177, cuando se le consulta al jefe de Gabinete por las complicaciones en el adecuado funcionamiento (casi frenado, a falta de presupuesto para el sector) del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Luego de aludir a los 845 investigadores seleccionados – lo que siempre es una cifra oscilante – Francos aclaró que “el ingreso de estas postulaciones está sujeto a la disponibilidad de crédito y cuota presupuestaria, y a la pertinencia de los planes de investigación presentados”, ratificando el tamizado que decidió hacer el Gobierno Nacional sobre qué puede ser investigado y qué no.
García Solá explicó al medio periodístico Clarín que esos 845 investigadores ya fueron seleccionados a través de la metodología de revisión por pares donde varios expertos revisan la postulación. Sobre los dichos de Francos, el ex funcionario explicó el motivo de su alarma y renuncia: «Quiere decir que va a haber una nueva evaluación después de la evaluación por pares, que es una evaluación científica” y lanzó: “Una nueva evaluación por temas ‘pertinentes‘ quiere decir que va a ser pasada por un filtro que nada tiene que ver con la ciencia”.
Para García Solá es claro que un segundo proceso de selección se sustentará en un sesgo con claro aire discriminatorio y señala en su carta dirigida a Nicolas Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina como quien le extendió la solicitud de que renuncie.
“Me detuve en ese artículo porque a lo largo de los casi 30 meses que ocupé la silla de nuestro sector, me subordiné estrictamente a su mandato, que dice ‘los miembros del Directorio actuarán con independencia de criterio y no en representación de sus proponentes‘. Y eso es lo que se hace en ese Directorio, querido Presidente: política científica y tecnológica del más alto nivel. Y eso, como usted podrá entender con su fina inteligencia y sensibilidad, no tiene ni puede tener ningún tipo de cortapisas. Obviamente que, desde esa perspectiva, Nicolás, nunca podría callar mi voz cuando se intentara cometer algún acto de persecución por ideas científicas, políticas, religiosas, tecnológicas o las que fueran”.