22 de diciembre de 2024

Cacerolazos y columnas de ciudadanos recorrieron las principales avenidas porteñas

«La Patria no se vende», era uno de los cantos que la masa, que ocupó calles, veredas y plazas sin miedo a Bullrich, coreó sin pausa.

cacerolazo

En la capital del país, el repudio al megadecreto de Javier Milei se hizo notar. Acto seguido de que finalice el mensaje grabado que el presidente y su equipo difundieron por cadena nacional ayer miércoles 20 de diciembre por la noche, numerosos barrios de la Capital Federal y provincia de Buenos Aires comenzaron a sonar desde los departamentos, los autos y las casas.

El ruido a cacerolas, ollas golpeadas por lo que se tuviera a mano fue el primer paso. La disconformidad y la tradición argentina de demostrarla a través de ese sonido, remontaba anoche a 22 años atrás cuando las manifestaciones anti ajuste de las políticas de De la Rúa abrían paso a la represión por parte del gobierno y la lamentable cifra de muertos en manos de las fuerzas policiales.

Ayer, más de dos décadas después, las cacerolas, primero, y las congregaciones de personas en esquinas emblemáticas de la ciudad después dieron lugar a lo que fue el primer «freno» a la política de ajuste – en todas las áreas – de Javier Milei.

Con el correr de nada más un par de horas, lo que era un grupo aislado por barrios, de vecinos descontentos se aglutinó en columnas y como bien sabe hacer el pueblo argentino; marchó, se unió y se movilizó en conjunto.

Fueron al Congreso Nacional a pedir que se rechace el Decreto de Necesidad y Urgencia que enfocó sus ejes en las privatizaciones, en la desregulación de la Ley de Alquileres, Fuego, Tierras, Licencia por Maternidad y apertura de negocios a manos extranjeras. «La Patria no se vende», era uno de los cantos que la masa, que ocupó calles, veredas y plazas sin miedo a Bullrich, coreó sin pausa.

Foto: Cris Sille.

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