En la tarde de ayer, ante las intensas lluvias y el descenso de temperatura, la Municipalidad de Posadas reforzó las tareas de contención en el Centro de Prevención Nocturno Municipal, ubicado sobre avenida Comandante Rosales, casi Rademacher. Equipos de la Unidad de Coordinación y Gestión recorrieron distintos sectores de la ciudad para invitar a personas en situación de calle a refugiarse en el lugar, donde reciben abrigo, alimentación, acompañamiento profesional y un espacio de resguardo digno.
Si bien se trata de un trabajo que se realiza los 365 días del año, las condiciones meteorológicas adversas activan un protocolo especial que intensifica los recorridos, el servicio de alimentación caliente y el acompañamiento social. En estos casos, el objetivo es garantizar que ninguna persona que desee salir de la intemperie quede sin atención. Desde el municipio destacan que, si bien muchos aceptan ingresar de inmediato, otros requieren un trabajo más profundo con psicólogos o asistentes sociales, ya que sus situaciones son complejas y no siempre se deben únicamente a factores económicos.
Trabajo cotidiano y permanente
El Centro Nocturno funciona todos los días desde el 15 de enero y, hasta la fecha, asistió a 189 personas, de las cuales muchas ya lograron restablecer vínculos familiares, obtener empleo o acceder a una pensión. Actualmente, unas 12 personas pernoctan de forma habitual, y otras acuden en días puntuales.
Yolanda Asunción, secretaria de la Unidad de Coordinación y Gestión, explicó que el trabajo se realiza con un equipo interdisciplinario que incluye asistencia médica, social y psicológica. En algunos casos se gestionan documentos, pensiones o traslados a sus provincias de origen. “Muchos llegaron sin DNI, sin familia, sin opciones. Hoy algunos de ellos están trabajando, alquilando o simplemente reencontrándose con sus afectos”, señaló.
La experiencia demuestra que las causas por las cuales una persona llega a estar en la calle son múltiples y no se reducen a la falta de recursos. En muchos casos, explicó Asunción, hay situaciones de consumo problemático, conflictos familiares o problemas de salud mental. En ese sentido, el Centro no solo ofrece un techo y comida, sino un espacio donde se trabaja la restitución de derechos y se acompaña en procesos de reconstrucción personal.
Cada noche, los alojados comparten la cena, meriendan, colaboran en tareas de mantenimiento, participan de talleres o simplemente encuentran un lugar seguro donde descansar. En el patio hay una huerta, y no faltan los tableros de ajedrez, ni las rondas de mate. Algunos encuentran en esas pequeñas rutinas una razón para empezar de nuevo.