A lo largo de todo el país se recordó ayer la gesta de Malvinas, al cumplirse 41 años de una guerra, que más allá del momento elegido y quienes hayan decidido asumir ese intento de recuperación, significó un verdadero hito en el reclamo histórico por la soberanía en las Islas del Archipiélago Sur.
En ese recuerdo fundamentalmente se reivindica a quienes, defendiendo los territorios de la patria, entregaron su vida, y a quienes al retornar al continente fueron injustamente olvidados y debieron atravesar incontables postergaciones que conculcaron sus derechos a una vida digna. A ellos y sus familias les tocó atravesar uno de los mayores dolores de la vida-, el olvido, de quienes durante meses los vivaron, apoyaron y aplaudieron.
Demasiados años tuvieron que pasar para que medianamente tuvieran una respuesta acorde al sacrificio y la entereza demostrada. Y no solo el Estado en todos sus estamentos, sino la misma sociedad decidió barrer bajo la alfombra a los héroes de Malvinas, los que se quedaron y los que volvieron.
A cuenta gotas fueron llegando las soluciones para aquellos que a través de los Centros de Veteranos, peregrinaron en oficinas y con incontables e insufribles trámites y gestiones, en búsqueda que la Patria les devolviera algo de lo que le habían quitado, y fundamentalmente les devolvieran la dignidad.
Por eso, el recuerdo de la gesta no debe quedar en un mero acto del 2 de abril, sino que hay que honrar todos los días, a los que pusieron el pecho, el corazón y la vida en esas inhóspitas tierras, para defender la soberanía argentina. Honor y Gloria por siempre a nuestros heroicos soldados.
