El rio Paraná, alguna vez motor del desarrollo del Nordeste argentino, con el nuevo puerto vuelve a ser protagonista en la provincia de Misiones que en las últimas cuatro décadas y quizás años más, fue mera espectadora en lo que a transporte fluvial refiere.
La carga de las primeras barcazas en el nuevo puerto de Posadas abre nuevas perspectivas para la industria misionera. La significativa disminución en costos al comparar la vía fluvial con los montos que ofrece el transporte terrestre se muestran como uno de los elementos que está haciendo repensar la estrategia a más de uno de los grandes establecimientos productivos de la tierra colorada.
Los primeros pasos, los más difíciles, estarían acompañados con el compromiso de papeleras y tealeras que confiarían sus contenedores. Llegar a buen puerto significaría un buen ejemplo a imitar.
Son muchos los sectores de la producción de la región que podrían sumarse, que están expectante respecto a los resultados de las primeras experiencias para definir su incorporación al puerto posadeño.
No se trata sólo del transporte de producción misionera, Brasil, su desarrollado sur, y con algún puente mediante podría estar mucha más cerca del rio Paraná que los grandes puertos de su país.
Es claro que no debe escapar al análisis las fuentes de trabajo que ello trae y la posibilidad de “quitar” de manera competitiva a decenas de camiones que congestionan nuestras rutas, eliminando así el riesgo de accidentes.
El proyecto, ahora en marcha, acumuló años de análisis y mucho trabajo, con notables
discrepancias en torno a su viabilidad. Lo cierto es que para ser una realidad concreta debió diseñarse de la mano de los mayores interesados un plan conjunto para que responda a las necesidades de los
misioneros y su estratégica región.
Para definir, de la manera más certera, se trata del deber de un estado que debe brindar a la sociedad las herramientas para su desarrollo. Desde los balcones de Posadas, ya no solo serán las grandes barcazas sojeras del Paraguay las que sigan dibujando el paisaje; habrá otras, a las que los misioneros le
hicieron un lugar en un rio que también es el suyo.
El Paraná, río que parece un “mar” vuelve a ser un aliado y comprometido con Misiones, sus aguas llevarán a los grandes mercados el fruto del trabajo de los misioneros. Objetivo cumplido.