24 de agosto de 2025

Casi 7 de cada 10 argentinos creen que los datos de inflación no reflejan aumento real del costo de vida

La mayoría desconfía de las cifras oficiales, mientras crecen las percepciones negativas sobre la economía personal y el rumbo general del país.

En un clima de creciente malestar social, una reciente encuesta reveló que casi 7 de cada 10 diez argentinos creen que los datos oficiales de inflación no reflejan lo que ocurre en sus bolsillos. Para la mayoría, el costo de vida sigue subiendo y el salario cada vez alcanza menos para cubrir los gastos básicos.

La encuesta realizada por la Consultora Zentrix muestra que, aunque la gestión nacional intenta instalar un relato de desaceleración de precios, la población vive otra realidad: subas constantes en alimentos, transporte y servicios, combinadas con salarios que no acompañan. El resultado es un clima de malestar generalizado, que se traduce tanto en desconfianza hacia el Gobierno como en un creciente pesimismo sobre el futuro económico del país.

De acuerdo a los datos relevados por Zentrix durante la tercera semana de agosto, sobre una muestra de 1029 casos a nivel nacional, el 67,4% de los encuestados sostiene que la inflación oficial medida por el INDEC no refleja el aumento real de su costo de vida. Este porcentaje subió 10,7 puntos respecto a julio, lo que marca un deterioro en la confianza en las estadísticas oficiales.

Malestar con la situación económica personal

El malestar social no solo se traduce en la percepción sobre los indicadores, sino también en la situación individual de los encuestados. Según el relevamiento, el 40,5% considera que su economía personal es “mala o muy mala”. Aunque la cifra bajó 2,1 puntos porcentuales respecto a julio, sigue mostrando que 4 de cada 10 argentinos enfrentan serias dificultades para llegar a fin de mes.

Este dato refleja que, aunque algunas percepciones personales se mantienen relativamente estables, la visión colectiva sobre la marcha de la economía se agrava. La desconfianza hacia el Gobierno y el descreimiento en sus políticas económicas alimentan una sensación de pesimismo general, en un contexto donde la mayoría identifica a la clase alta como la principal beneficiaria de las medidas oficiales.

Fuente: Ambito