Argentina registró un fuerte retroceso económico en marzo, con una caída del 2,6% en el salario real y la pérdida de 9.000 empleos, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). En el sector privado se perdieron 7.300 puestos de trabajo, mientras que el sector público redujo 800 empleos y el ámbito de trabajadoras de casas particulares sufrió 900 bajas.
Los sectores más afectados fueron la construcción y la industria manufacturera, con 4.000 empleos menos en el rubro industrial. Este escenario se dio en un contexto de deterioro económico mensual del 1,8% y una creciente brecha cambiaria, que pone en duda la sostenibilidad del régimen de «crawling peg» del 1% mensual aplicado por el Banco Central.
A pesar de las proyecciones de una leve recuperación salarial en mayo, economistas advierten que la volatilidad inflacionaria y las negociaciones salariales mantienen incertidumbre sobre el futuro del empleo. El modelo económico actual, basado en un dólar barato y apertura comercial, fragmenta el mercado laboral entre sectores exportadores con escasa generación de empleo y un mercado interno aún deprimido.