Se nos fue Fabián»Papa» Galeano, el rugbier de Capri o de Rowing como prefería que le digan, que llevó el azul y la ovalada en el corazón desde los 13, 14 años y nunca lo dejó. Hasta que ahora lo convocaron desde el cielo, para jugar el torneo eterno.
Papa, era uno dentro de la cancha, aguerrido, tackleador, que las peleaba todas, el que ya retirado, cuando lo convocaron porque el equipo lo necesitaba, porque se jugaba el descenso, volvió, hasta que en septiembre del 2013 dejó la practica activa, en medio del reconocimiento de propios y extraños.
Una vida dentro del rugby, más de 35 años en el club, como jugador, como entrenador o colaborador. Sus hijos crecieron alrededor de la cancha de rugby y su familia siempre lo bancó. Y aún cuando se fue a la lejana Australia «a tacklear canguros» como le decían sus amigos, nunca dejó de preguntar como salió su equipo, el de toda la vida.
Fue convocado a Los Pumas, llegó a vestir la soñada camiseta albiceleste, un hito para el rugby misionero, pero como decía en una nota, «la espina que tengo es no haber ganado un regional con Rowing».
Y el otro, el grandote bonachon, siempre dispuesto a trabajar por el club desde donde le tocara o hiciera falta, con una sonrisa y una broma a flor de piel, o con firmeza cuando hiciera falta en su rol de entrenador. Seguramente los amigos de los jueves y todos aquellos que lo conocieron, tendrán un sabor amargo, de tristeza por su partida. pero también les quedará el recuerdo de los momentos compartidos, porque estuvo, está y estará en ellos. Se fue «Papa». Esa camiseta azul que amabas, se abraza a la ovalada para que no vean como se le pianta un lagrimón.
