Esta vez, como ya ocurriera en la edición anterior de la fase de grupos de la Liga Sudamericana de Baloncesto, OTC cumplió con creces la faz organizativa, cumpliendo cada una de las exigencias de FIBA, muchas de ellas que superaban lo previsto, pero en la faz deportiva no alcanzó el nivel esperado y deseado y más allá de no clasificar a la próxima fase de la competencia, quedó flotando un clima de preocupación por el rendimiento del equipo, pensando en el futuro en la Liga Nacional de Básquetbol.
A lo largo de las tres jornadas se observó un equipo inconexo, con faltas de ideas en ofensiva, flojo en rebotes y con dificultades en el traslado, con pérdidas que excedieron el promedio habitual, y que demandaron duros llamados de atención de Fabio Demti, y en la terminación de las jugadas, que incluso derivaron en tiros apurados sobre la chicharra de los 24 segundos de posesión. Los promedios en libres y en lanzamientos largos, también estuvieron con baja efectividad, lo que provocó dudas a la hora de tirar cuando la ocasión era altamente propicia.
Quizás, la fortaleza del celeste en sus dos primeros partidos de la Liga Nacional, defensa dura y salida rápida con explosión y efectividad, en esta trilogía de partidos no funcionó, y eso hizo que todo le costará una enormidad. No estuvieron finos, ni coincidieron en su buenos momentos Gallegos, Laterza y Guyton, encargados de llevar la pelota, y tampoco le dieron la suficiente preocupación a sus rivales con lanzamientos externos, como para abrir la defensa para el juego interno de Mitchell o Barreiro – de lo mejor del equipo por gol, recobres y actitud-, ni tampoco para permitir la explosión de Torresi o Quiroga , cuando le tocó entrar, por los costados.
En los tres partidos, Malvin, San José e Instituto los pivots adversarios se adueñaron de la zona pintada, porque Mitchel, lento e impreciso, no mostró su mejor versión y Filipetti nunca se convirtió en un reemplazo a la altura del americano por imprecisiones y carencias de gol.
OTC no tuvo efectividad de afuera, ni tampoco bajo los tableros, a lo que se suma la falta de movilidad evidenciada, especialmente en el partido decisivo frente a Instituto. También es cierto que hace rato que no se veían partidos en que la americana estuviera tan esquiva en conversiones, y que el nivel de los árbitros en el segundo y fundamentalmente en el último partido, tuviera un nivel paupérrimo para este tipo de competencias. Dirigieron cotejos jueces llegados de Colombia, y Ecuador, sin una tradición basquetbolística y los que llegaron de Venezuela y Brasil no parecieron ser los mejores exponentes. No se habla aquí de injusticias o la causa de no haber obtenido la clasificación, sino que una competencia de este nivel y con todos los gastos que implica, se merece otros encargados de impartir justicia.
Para rescatar, la actitud del equipo, que pese no atravesar una serie con un rendimiento colectivo habitual, pudo revertir una cuasi derrota frente a Malvin por 100 a 93 en suplementario, luego de igualar en 82; cayó ante San José de Paraguay 79 a 70 y con Instituto de Córdoba 68 a 63, es decir, siempre estuvo en partido. No tuvo la tranquilidad para aprovechar los momentos favorables, como en el último cuarto con los paraguayos cuando estaba 62-67 y dispuso de dos libres a cargo de Mitchell y una reposición, como para ponerse a un punto, y sin embargo no logró sumar y en la contra un triple puso el marcador 62 a 70 cuando restaban poco más de 4 minutos, o en el tercer cuarto frente a los cordobeses cuando ganaba 42 a 32 a falta de 6:35.
Ahora, tras acusar el impacto, y reponerse físicamente – ya que Gallegos fue trasladado a una clínica después de un fuerte impacto en su cabeza en el último cuarto frente a Instituto, Mitchell con problemas en los dedos de la mano derecha producto de un manotazo no sancionado y Evans con problemas en sus tobillos, luego de una torcedura en uno de ello durante el primer partido- deberá enfocarse en la Liga Nacional, puesto que el jueves 19 deberá enfrentar en Capital Federal a Ferro Carril Oeste el jueves 19 a las 20h y casi sin pestañear el sábado 21 a las 11:30h frente a San Lorenzo de Almagro.
Representar a tu confederación en una Liga Sudamericana, que significa tres partidos en tres días y luego afrontar otros dos cotejos en cinco días y medio, con un intervalo de 37 horas entre sí, no parece deslumbrar por el nivel de reconocimiento ni de calidad organizativa en la Liga Nacional.