Lo de este domingo en cancha de Brown, es solo una muestra de lo que viene sucediendo en el fútbol de la tierra colorada. La lista es larga y no vale la pena recordar, si vale, esperar acciones concretas para evitar que vuelvan a suceder.
No se circunscribe a la Liga Posadeña, el “virus” viaja a buena ritmo y contagia a otras del interior, donde algunos “pocos” arruinan lo que debe ser un espectáculo para la familia.
Curiosamente hay algunas parcialidades “belicosas” que repiten en cada encuentro su falta de “paciencia” o simplemente su alma de “barrabrava” con su peor cara.
Seguramente las ligas deberán revisar antecedentes y la propia seguridad en los estadios, algunos de ellos que en verdad, para una competencia oficial, no deberían estar habilitados, le duela a quién le duela.
Hace unas semanas escuchamos a un dirigente quejarse por la decisión de la policía de destinar un número de agentes, para él exagerado. Exagerado fue el comportamiento de su parcialidad y de los propios actores en la cancha, que ese grupo de policías, al final no pudo contener o detener la batalla campal.
Seguramente, no será cuestión de llenar de agentes del orden las canchas, sino de alejar a quiénes son los protagonistas de los desmanes. También los dirigentes deberán asumir la responsabilidad que le corresponde y no sumarse a los “barras” en reclamos que inician los problemas.
Las ligas de fútbol tienen la palabra, ante un problema serio y que de ningún modo puede minimizarse. La pelota, no merece que los violentos la tiren afuera del campo de juego.




