Los nombres y apellidos apiñados hasta el extremo en su libreta de enrolamiento se compendiaron en un afectivo “Nenito Oliveira”. Es que al mencionarlo o reclamar la atención de su figura admirada y respetada redundaba detenerse en formalidades.
Clemente Argentino Fernández de Oliveira nació en Posadas un 24 de octubre de 1920 y a fines de la década del 50 asumió la presidencia de Guaraní Antonio Franco la que desempeñó rodeándose de una comisión directiva proactiva y acorde con la dinámica de su mandato.
En el escenario estricto de las paradojas del destino, los albores del fútbol posadeño lo vieron con los colores Mitre. Sin embargo, despechado cruzó la frontera en la que quedó signado como si una franja le hubiese cruzado el alma desde toda la vida.
En su gestión encausó la consolidación institucional con la virtud de ver más allá de los lauros futbolísticos que empezaban a acumularse y a hacerse costumbre en el universo franjeado que sumaba cada vez más adeptos y popularidad.
En lo deportivo, a la obtención de títulos domésticos alcanzados durante su gestión se sumó la primera participación en una copa nacional al disputar en 1959 el torneo de Campeones de la República Argentina.
Entre los legados de su administración fueron insignias: la construcción de una tribuna techada y de infraestructura, luego intervenida y devenida en el actual tinglado, con lo que se dejaría atrás la fisonomía entusiasta del predio heredado de Sportivo Colombo, germen de la institución de Villa Sarita.
Su pasión y compromiso siempre fomentó la participación de propios y extraños. «Tengo el recuerdo presente recorriendo las obras de la tribuna de la mano de papá cuando tenía nueve años», atestiguó emocionada su hija Lucila Patricia añorando en esa postal imaginaria la complicidad del cuadro familiar que también enmarcó a sus hermanos María Silvia, Marta Susana y Oscar Darío y a su mamá Lucila Antúnez, distinguida como madrina del estadio en la jornada inaugural de la visera de cemento en agosto de 1963.
Su cometido público también fue relevante, tanto como empleado judicial como cuando ocupó el cargo de secretario general de gobierno de la proactiva administración de César Napoleón Ayrault entre 1960 y 1962, fundamental en la organización provincial.
Nenito era asmático, la respiración difícil y anhelante que era un episodio cotidiano se detuvo en un instante impensado e incomprensible como consecuencia de una mala praxis médica que le ocasionó la muerte el 3 de junio de 1965 cuando solo tenía 45 años.
Su prematuro y sorpresivo deceso consternó a la sociedad que lo despidió atónita en reconocimiento de su calidez y calidad humana.
Desde entonces, y tras una aprobación unánime a la inmediata propuesta de su amigo César Napoleón Ayrault, desde entonces en su honor el estadio de Guaraní Antonio Franco tiene nombre propio: Clemente Argentino Fernández de Oliveira.
Redacción: Leo Furlán
Fotos y testimonios: Gentileza Lucila Patricia Fernández de Oliveira.




