Desbordados espectadores entre raleadas tribunas y líneas de cal como cerco imaginario que resguardan la parcialidad por el equipo de turno, repercuten en la vivencia de chicos que corren detrás de una pelota.
Más allá de las pasiones desaforadas, talentos evidentes y ocultos que connotan los atributos del fútbol infantil cuáles son los fundamentos que encierran sus verdaderos fines? ¿Qué objetivos tiene para quienes promueven esa masiva movilización de cada fin de semana?. ¿Son una mera cuestión de rutina de calendario con futbolistas de por medio o podrían augurarse razones con otras perspectivas?
La primera de las alternativas parece ser la dominante, absorta por las urgencias en las que prevalece el hecho de jugar, jugar y jugar y cuya premisa parece consumirse en la postal del campeón o en la foto en pose con la camiseta custodiada con alma y vida.
De hecho, esa no es la cuestión. Nadie pondría en tela de juicio imágenes enmarcadas o destinadas a las redes sociales que no hacen más que prolongar el orgullo que genera la experiencia individual y colectiva.
El tema es si se pretende otra opción más ambiciosa. ¿Qué más queda después del click? ¿Hay algo más adelante o la razón de ser del fútbol infantil se restringe a un producto que garantiza una caja chica o no tan chica, según sus números genuinos?.
Son varios los motivos por los que se debería tener otra mirada. Es evidente que la demanda, si se pretende resurgir desde las fuentes, amerita encausar las prácticas vigentes.
Uno de los ítems es el del estado de las canchas. En la mayoría los rectángulos disponibles lo de «verde césped» labruniano es solo una frase trillada. ¿Pueden adquirirse y proyectarse conceptos y técnicas básicas en campos en malas condiciones?. Evidentemente no. Entonces, ¿a qué se juega?. ¿O solo se trata de que la pelota ruede entre equipos de distintos colores en busca de un resultado?
Los pendientes de la Liga Posadeña
El estado de los terrenos de juego es una deuda pendiente para quienes asuman las riendas del fútbol infantil en la Liga Posadeña. ¿Podrá ser el fútbol infantil de una vez por todas el nutriente esencial que necesita el balompié doméstico para recuperar la competitividad que alguna vez supo distinguirse en escenarios apoteóticos con recursos de la casa?.
No se trata de cuestionar el presente porque hay que reconocer que en varios aspectos se mostraron ciertas voluntades de cambio que deberían capitalizarse. Está claro que lo actuado no es suficiente para el potencial disponible, no solo desde lo deportivo sino desde lo social, teniendo en cuenta el fenómeno que cobija amplias ramas del árbol genealógico de los protagonistas.
¿Qué se viene para la Liga Posadeña?
A raíz del recambio dirigencial que se aproxima. la Liga Posadeña avizora cambios institucionales y puede ser una gran oportunidad de llevar hábitos arraigados al plano de la proyección definitiva con nuevos aires que albergue integralmente a miles de jóvenes que en su mayoría trascenderán a la vida su paso por el fútbol que a la postre resguarda pocos lugares para «los que llegan».
Quizá este coto administrativo pueda interponerse para fortalecer una cuestión pendiente que mire desde arriba sin descuidar lo de abajo que pide terreno como un hámster en su rueda. Qué hacer con esos espacios limitados de la usina de la materia prima será un gran desafío.
El antecedente del Bayern Munich
Un año atrás se celebraba entre la provincia de Misiones y el afamado club alemán un convenio inédito; un programa de entrenamiento bajo los estándares del FC Bayern Múnich y 100 jóvenes futbolistas misioneros dando lo mejor de sí.
De la experiencia que ya cumple un año de ejecución, se recoge la realización por primera vez en el país de la FC Bayern Youth Cup, torneo juvenil en el que participaron diez deportistas de Misiones.
Experiencias de nivel como la antes mencionada existen a lo ancho y largo del país. Es momento que Misiones estandarice a la vanguardia y a la primera línea como innegociables de su liga posadeña de fútbol.
