Un choque en el último relanzamiento le impidió a Agustín Canapino, cerrar con podio la cuarta participación de un argentino en las 500 Millas de Indianápolis tras 83 años de ausencia de un piloto nacional.
En el comienzo el Titán de Arrecifes ganó cinco lugares por sobrepasos y llegó a poner 15º por los movimientos que hubo en el clasificador debido a las primeras detenciones que fueron en la vuelta 33. En ese momento también se detuvo Canapino para cambiar sus neumáticos y recargar combustible. Su equipo, el Juncos Hollinger Racing, propiedad de Ricardo Juncos, cumplió con una gran labor ya que demoró solo 7,8 segundos.
En tanto que Agustín volvió a pista en el puesto 26º y quedó detrás de su compañero de equipo, el inglés Callum Illot. Realizó su segunda detención en el giro 67º y al llegar a la octogésima ronda el arrecifeño se ubicó 25º con un promedio de velocidad de 352 kilómetros por hora, es decir, orilló los 360 de velocidad final.

Al ser una competencia de 200 vueltas y más de tres horas, la estrategia fue clave. Se trató de una partida de ajedrez dentro una pista. La clave fue regular el consumo de combustible y de los neumáticos para intentar tener la menor cantidad de paradas en los boxes para reabastecimiento y colocación de nuevas gomas. Por eso Canapino y su escudería supieron esperar la carrera.
Cabe recordar que en la IndyCar se usan los mismos autos. Todos son chasis Dallara IR18 y lo que cambia es la motorización y hay dos proveedores, Honda y Chevrolet. Ante esa paridad están los trabajos de los equipos en la puesta a punto y conseguir las mejoras posibles en la suspensión para la tracción y en la aerodinámica, para permitir una mejor entrada de aire y que el coche no tenga resistencia al avance y por ende más velocidad. A este combo se suma el manejo del piloto para hacer la diferencia.
Al llegar a la mitad de la carrera se produjo la primera bandera amarilla por el golpe del estadounidense Sting Ray Robb, uno de los debutantes en la mítica competencia, que perdió el control del auto en una de las curvas y chocó contra el muro. El competidor no sufrió problemas físicos, pero los daños en su monoposto lo dejaron afuera.
Ante esta incidencia y la neutralización todos los corredores hicieron su tercera parada y se produjo un hecho insólito ya que al volver a pista al neerlandés Renus VeeKay hizo una maniobra similar a la de Legge, pero generó el golpe con el español Alex Palou, el poleman y uno de los máximos favoritos al triunfo, pero ambos pudieron continuar. Algo parecido pasó luego entre los compañeros de equipo en el Andretti Autosport.

En el relanzamiento (giro 104) Canapino quedó 26º, pero no perdió la cabeza. Si bien el arrecifeño es un debutante absoluto en la IndyCar, con sus 33 años llegó desde la Argentina luego de correr durante 16 temporadas en autos con techo en los que logró 15 títulos nacionales (segundo más laureado en pista detrás de Juan María Traverso, con 16) y mostró otra templanza para abordar la carrera.
Tampoco Agustín perdió la cabeza por la penalización que sufrió por superar el límite de velocidad dentro de los boxes en una de sus tres paradas. La sanción consistió en un pase y siga por los boxes. Luego avanzó dos lugares y a falta de 70 vueltas quedó en el puesto 24º.
Es que las 500 Millas de Indianápolis es la carrera más rápida del planeta a nivel pista en la que cualquiera puede fallar como le pasó al mismo Grosjean, con diez años en la F1. El galo (se bajó por sus propios medios) sufrió un choque en la vuelta 150 y obligó a otra neutralización. Ante esta incidencia la mayoría volvió a ingresar en los boxes.
En el reinicio Canapino tuvo un gran ritmo y ganó dos lugares, pero luego David Malukas lo tocó en la rueda trasera izquierda. No obstante, Agustín logró controlar el coche y pudo mantenerse en pista. De hecho a falta de 23 vueltas y luego de otra tanda de detenciones Canapino llegó a estar tercero.
En el tramo final hubo un accidente espectacular. El sueco Felix Rosenqvist golpeó contra el muro y dañó la suspensión delantera de su auto. Quedó cruzado en una curva y fue embestido por el estadounidense Kyle Kirkwood, que luego chocó contra el muro y volcó. El corredor fue asistido y lo trasladaron al centro médico del circuito. Fue la tercera neutralización de la competencia.
En el siguiente relanzamiento Canapino debió entrar a boxes para recargar combustible ya que sólo le quedaba un resto para dos vueltas y aún faltaban diez. En su retorno a la pista quedó 17º y se mostró con buen ritmo, pero por querer eludir al auto chocado de Simon Pagenaud, sufrió un trompo 360º, golpeó su auto y dañó la dirección. Siguió unos metros y luego embistió al coche de mexicano Pato O’Ward. Agustín bajó por sus propios medios y también fue el centro médico del circuito sólo por control.