En el automovilismo abundan las historias de pasión y sacrificio, pero la de Gabriel Kobernick rompe cualquier límite imaginable. El piloto de Hipólito Yrigoyen logró lo que nunca había ocurrido en Misiones: subir al podio en el Campeonato Misionero de Rally y en el Campeonato Misionero de Karting en circuito terrado, en dos ciudades distintas y en menos de una hora.
Un año soñado
Kobernick fue uno de los pocos que completó todo el calendario del Rally y del Karting terrado. En ambos campeonatos se mantuvo competitivo y regular, con podios en la mayoría de las fechas. En el rally se consagró campeón de la N6 con anticipación y llegó a la última cita peleando por el Absoluto. En el karting, escolta en la categoría Estándar, era el único que podía arrebatarle el título a Benicio Tomasino.
Calendarios cruzados.
Las lluvias de noviembre complicaron las definiciones y coincidieron las fechas finales: el rally en Aristóbulo del Valle y el karting en Campo Grande, separados por apenas 20 kilómetros. Kobernick pidió cambios de cronograma, pero recibió negativas. Debía elegir. Optó por el rally, decepcionado por no poder estar en ambas definiciones.
El destino intervino
La ola de calor del sábado modificó los horarios del karting, que pasó a correrse de noche. Así, Kobernick pudo cumplir con el rally por la mañana y viajar luego a Campo Grande para clasificar en la Estándar. Sin entrenar, fue tercero en la clasificación y segundo en la serie nocturna. La madrugada lo encontró aún en pista, mientras Tomasino se consagraba campeón.
Domingo de adrenalina
A las 10 corrió la segunda etapa del rally, mantuvo el segundo lugar en la N6 y con esos puntos se aseguró el título de la categoría y del Absoluto. A las 14 entregó el auto en Parque Cerrado y, sin quitarse el buzo, salió corriendo hacia Campo Grande. Allí lo esperaba la final del karting, retrasada por el riego de la pista. Largó cuarto, avanzó una posición y terminó tercero. Dos podios en menos de una hora, en dos disciplinas distintas y en dos ciudades distintas.
Festejos cruzados
Volvió a Aristóbulo para recibir el trofeo de la N6 junto a su navegante y su familia. Luego regresó a Campo Grande para recibir el trofeo del subcampeonato de la Estándar. “Fue un fin de semana de locos, impensado. Si se planeaba no salía. Por suerte el físico aguantó y la familia y los amigos me hicieron el aguante en ambos lados”, contó entre risas.
El último viaje
La noche lo encontró cargando trofeos y vehículos: el karting en Campo Grande, el VW Gol Trend en Aristóbulo, y finalmente la sonrisa en Hipólito Yrigoyen, donde llegó pasadas las 22 del domingo. Tres trofeos y una hazaña inédita en la historia del automovilismo misionero.




