Un fin de semana caótico, triste y complejo atravesó el piloto argentino Franco Colapinto durante la extensión del Gran Premio de Brasil celebrado en el complejo Interlagos de San Pablo. El viernes el joven recibió la noticia del fallecimiento de su abuelo y para colmo, el clima en la ciudad brasileña no acompañó dificultando las series y la carrera.
En dos oportunidades el argentino despistó llevando preocupación a los miles de fanáticos. La primera
La segunda fue la que selló su primer abandono desde que empezó a correr en la máxima categoría. Pero el último terminó siendo un piñón bárbaro. No pudo dominar el auto, se le movió de cola y chocó contra los muros para dejar el monoplaza totalmente destrozado.
«Fue un golpe muy fuerte, muy triste. Estaba muy mojada la pista. Para mantener la temperatura de las gomas tratamos de empujar y dar lo máximo, pero había un tremendo lío en la recta», aseguró el oriundo de Pilar de 21 años.
