La crecida del río Uruguay que alcanzó los 20 metros, cifra nunca alcanzada con anterioridad, dejó más de 1000 personas evacuadas y autoevacuadas, que aún no pueden volver a sus hogares, y es la cuarta vez en un mes que deben dejar sus casas.
Esa gente está reubicada en casas de familiares y amigos y en centros de evacuaciones que funcionan en polideportivos municipales y espacios que brindan algunas iglesias, con todos los inconvenientes y trastornos que ello implica para la cotidianeidad de la vida que llevaban hasta la llegada de las luvias, que en el sube y baja del río, no les ha permitido retomar su vida.
“Tratamos de asistirlos de la mejor manera posible pero siempre faltan recursos. Las familias apenas baja quieren volver, pero hemos tenido casos de familias que vuelven y cuando empezaron a acomodarse tuvieron que volver a salir, y esta vez a causa de una crecida mayor”, indicó el jefe de los Bomberos Voluntarios, el sargento Julián Kruszelnicki al explicar la situación por la que atraviesan los vecinos de El Soberbio.
