El Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables de Misiones, a través del Cuerpo de Guardaparques, reforzó el trabajo de control y vigilancia en las distintas áreas naturales protegidas de la provincia durante el primer semestre de 2025. En ese período se realizó un 18% más de operativos en comparación con el año anterior, logrando, desarticular redes de caza y pesca furtiva, desmantelar campamentos ilegales, secuestrar armas de fuego y detectar a cazadores furtivos, consolidando, de esta forma, una política activa de defensa de la biodiversidad.
Con el objetivo de afianzar la presencia en territorios sensibles y avanzar en la prevención de delitos ambientales que afectan directamente a la fauna y flora de la selva misionera, Ecología trabaja de manera coordinada con las Fuerzas de Seguridad, lo que permitió potenciar los resultados. Los patrullajes realizados por guardaparques, tanto diurnos como nocturnos, abarcan caminos rurales, senderos internos y zonas donde habitualmente se detectan ingresos ilegales con fines extractivos. También se incorporó tecnología para registrar recorridos georreferenciados con GPS, una herramienta clave para consolidar información estratégica de inteligencia ambiental.
Uno de los aspectos más destacados de este semestre fue la ampliación en la cantidad de operativos realizados. En los primeros seis meses se llevaron a cabo más de 125 procedimientos integrales, lo que representa un incremento del 18% respecto al mismo período de 2024, cuando se habían concretado 106. Este crecimiento demuestra la consolidación de una política activa y sostenida en materia de control ambiental.
Los operativos se concentraron especialmente en dos zonas críticas, identificadas como los principales puntos calientes o “hotspots” de actividad furtiva. El primero de ellos se ubica en el norte provincial, en el área del Parque Provincial Urugua-í, dentro del municipio de Comandante Andresito. Se trata de un sector que combina alta biodiversidad con un alto nivel de presión sobre la fauna silvestre, lo que lo convierte en uno de los escenarios más sensibles en materia de protección. El segundo punto caliente se encuentra en la Reserva de Biósfera Yabotí, con epicentro en los municipios de San Pedro y El Soberbio. En ambos casos, los patrullajes y controles buscan anticiparse a las prácticas ilegales que ponen en riesgo a especies animales emblemáticas y al equilibrio ecológico de los ecosistemas.