20 de diciembre de 2025

Recomendaciones integrales sobre hidratación, cadena de frío y seguridad alimentaria

Adoptar estas prácticas de hidratación y manipulación segura de los alimentos es fundamental para prevenir enfermedades y promover una mejor calidad de vida en la comunidad.

La Lic. en Nutrición Josefina Gómez Pereira, integrante del equipo de la Dirección de Atención Primaria de la Salud (APS) y coordinadora de Nutrición de Zona Capital, brinda recomendaciones fundamentales para el cuidado de la salud durante esta época del año, haciendo hincapié en dos aspectos clave: la correcta hidratación y la conservación segura de los alimentos mediante el respeto de la cadena de frío.

“Desde el abordaje nutricional, se recomienda que las personas mantengan una hidratación adecuada para asegurar el correcto funcionamiento del metabolismo y de todos los órganos del cuerpo. El agua cumple un rol esencial en la absorción de nutrientes y en el mantenimiento del equilibrio corporal”.

Según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA), se aconseja consumir aproximadamente dos litros de agua por día, lo que equivale a ocho vasos de agua o cuatro botellas de medio litro. “Es importante destacar que esta recomendación refiere exclusivamente al consumo de agua potable, sin incluir infusiones ni jugos” destaca.
Cuando el organismo no se encuentra correctamente hidratado pueden aparecer señales de alerta como el oscurecimiento del color de la orina, resequedad en los labios, dolor de cabeza, sensación de cansancio, decaimiento o falta de energía. La deshidratación puede impactar tanto en la salud física como mental, por lo que se recomienda no esperar a sentir sed para ingerir agua.

Por otro lado, tenemos lo que es la cadena de frío siendo el conjunto de procesos por los cuales pasan los alimentos desde su producción hasta su consumo, manteniéndolos a temperaturas adecuadas para evitar su deterioro y la proliferación de microorganismos que puedan resultar perjudiciales para la salud.

“Cuando la cadena de frío se rompe, se genera un ambiente propicio para el desarrollo de bacterias, parásitos y toxinas capaces de provocar las denominadas Enfermedades Transmitidas por Alimentos (ETA), que son síndromes causados por el consumo de alimentos o agua contaminados”.

En Argentina, las temperaturas y condiciones de conservación de los alimentos están reguladas por el Código Alimentario Argentino, que establece las normativas vigentes para garantizar la inocuidad alimentaria.

Alimentos de mayor riesgo y errores frecuentes en el hogar

Los alimentos que requieren mayores cuidados en su conservación son los perecederos, como las carnes y sus derivados, lácteos y huevos. Entre los errores más frecuentes que se observan en los hogares se encuentran:

  • almacenar alimentos cocidos sin taparlos
  • no separar alimentos crudos de los cocidos
  • no distribuirlos de forma ordenada da prioridad a la proliferación de la actividad microbiana.

Una correcta disposición de los alimentos en la heladera es fundamental para prevenir la contaminación cruzada es por ello que en el freezer (parte inferior) van las carnes crudas, para evitar que posibles derrames contaminen otros alimentos, estantes intermedios alimentos cocidos y vegetales, finalmente en el estante superior van los hielos.

Asimismo, se aconseja no guardar alimentos sucios, como papas o verduras con restos de tierra. Los lácteos y quesos deben conservarse correctamente tapados y es importante recordar que un alimento que fue descongelado no debe volver a congelarse.
Se hace especial hincapié en prevenir la contaminación cruzada, que ocurre cuando los microorganismos presentes en un alimento se transfieren a otro, por ejemplo, al utilizar los mismos utensilios para manipular alimentos crudos y cocidos sin la adecuada higiene previa. Para evitarla, se recomienda lavar correctamente manos, utensilios y superficies luego de manipular alimentos crudos.

Como última recomendación, a partir de una actualización de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), se desaconseja ofrecer carne picada o carne molida a niños y niñas menores de 5 años, debido al riesgo de desarrollar síndrome urémico hemolítico, enfermedad asociada a la bacteria Escherichia coli, que puede proliferar en este alimento por su mayor superficie de exposición.

Adoptar estas prácticas de hidratación y manipulación segura de los alimentos es fundamental para prevenir enfermedades y promover una mejor calidad de vida en la comunidad.