21 de noviembre de 2024

Fin de un mito: los edulcorantes no ayudan a bajar de peso

No ayudan a bajar de peso, y aumentan el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos destacó la OMS.

En una nueva directriz publicada hoy en su web, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que, en general, las personas deben reducir los dulces de su dieta desde edades tempranas para gozar de una mejor salud. “Reemplazar los azúcares libres (los refinados y los naturales presentes en las frutas, miel y otros) por edulcorantes no ofrece ningún beneficio a largo plazo en términos de reducción de grasa en el cuerpo en adultos o niños”, aseguró la OMS.

Entre los productos específicos que desaconsejó figuran el acesulfamo K, aspartamo, advantame, ciclamatos, neotame, sacarina, sucralosa, así como la stevia y sus derivados. De esta forma, la OMS señaló que esta nueva recomendación incluye edulcorantes sintéticos, naturales o que hayan sido modificados, “que no estén clasificados como azúcares que se encuentran en las bebidas y alimentos industriales” o que sean vendidos por separado para ser agregados por el consumidor.

“La gente necesita considerar otras maneras de reducir el consumo de azúcares libres, como consumir alimentos que naturalmente contienen azúcares, como las frutas o alimentos y bebidas que no sean dulces”, indicó el director de nutrición y seguridad de los alimentos de la agencia global, Francesco Branca. Esta recomendación se aplica a toda las personas, excepto a aquellos con diabetes preexistente, precisó.

Por otra parte, la organización aclaró que su posición en relación a los edulcorantes no se aplica a productos de cuidado o higiene personal que los puedan contener, como pastas de dientes, cremas para la piel o medicamentos. Tampoco implica a los azúcares bajos en calorías o alcoholes de azúcar, ya que éstos son derivados del azúcar y contienen calorías, por lo que no se les considera edulcorantes.

Este conjunto de recomendaciones está basado en las conclusiones de la revisión de evidencia científica y forma parte de los esfuerzos de la OMS para que los países adopten políticas que favorezcan hábitos de alimentación saludables y dietas de calidad, lo que reduce el riesgo de sufrir enfermedades crónicas.