Desde hacer varias semanas se observa cierta inquietud en los delegados de los clubes en la Liga Posadeña de fútbol.
En las reuniones se repiten los planteos de los clubes ante la imposibilidad de reunir los fondos, ya sea para traslados, el pago del arancel, de los árbitros y la seguridad.
Es casi un denominador común para quiénes no poseen campos de juegos, debido a que los gastos de cada partido se incrementan por el alquiler que deben abonar.
Los “dueños” de canchas son cada día más remisos a alquilar, debido a los altos costos en su mantenimiento y en consecuencia, dos o tres son escenarios de una cantidad exorbitante de partidos.
Lógicamente que por la disputa de tantos encuentros, los campos de juego se deterioran más aún y cada vez resulta más difícil observar buenos espectáculos, más allá del esfuerzo de los DT y los jugadores.
Una de las consecuencias de esta realidad es la suspensión permanente de partidos, más allá de las condiciones climáticas. “Caen cuatro gotas” y los clubes, se niegan a que se disputen los partidos para no seguir deteriorándolas.
No es nuevo aquello que Posadas cuenta con pocos escenarios para la cantidad de partidos semanales, aunque vale reconocer la reciente habilitación de dos o tres, pero no alcanza, porque a las primeras divisiones de la división de honor y del ascenso se deben sumar las inferiores y el fútbol infantil, que en este último caso, son alrededor de 100 partidos por semana.
La economía de los clubes
El panorama general es complicado, quizás, no mucho menor en los propietarios de canchas o los denominados “grandes”, pero la mayoría sufre cada fin de semana
En las instituciones, de las denominadas “chicas o de barrio”, el esfuerzo que deben hacer semana a semana para juntar los fondos es cada vez mayor y así lo manifiestan en la sede liguista.
La voluntad y el trabajo son importantes, pero es evidente que muchas veces no alcanza y competir en una liga oficial requiere de un respaldo económico y cierta previsibilidad.
Se escucha decir que el entusiasmo de los “sponsor” decae y los colaboradores cada día son menos a la hora de poner el hombro.
Tiempos difíciles en el fútbol capitalino, no sólo por errores propios, la economía nacional le brinda más que un “gol en contra”