Los memoriosos deben recordar las verdaderas “batallas” en los regionales de los 70 y 80. Las localías difíciles de Formosa, Chaco o Paso de los Libres. Ómnibus que volvían con su pasaje con la cara al viento, los cristales de los colectivos, destruido. Eso solo una muestra de lo que sucedía, y no hablamos de árbitros y otras mañas.
Algunas, por suerte, quedaron en la historia, pero otras se mantienen. La muestra es lo vivido por el plantel de Mitre en su excursión a Curuzú Cuatiá el pasado fin de semana.
“La denuncia anónima”: Apenas 30 kilómetros recorridos y en la estación de peaje de Fachinal y, por una denuncia anónima, el ómnibus fue detenido por Gendarmería Nacional, por una supuesta llamada anónima que denunciaba una irregularidad en el transporte. Casi una hora de espera y luego siguió el viajecon normalidad. Quién habrá denunciado?
“No vino el que tiene la llave”: El plantel queriendo ingresar al estadio y el responsable no estaba, no había llegado, se “olvidó” que había partido. Otra espera y luego las excusas de siempre.
“Sin agua, sin luz”: instalados en el vestuario visitante, curiosamente, no había energía eléctrica, tampoco agua potable. Los baños, imposible de ocupar. Un descuido?….
“El apuro del árbitro”: Tras una buena actuación de la terna arbitral, llamó la atención los pocos minutos adicionados. Hasta los locales estimaban en 6 u 8 minutos, el juez apenas 2 minutos y poquito más. La igualdad en el juego le caía bien al cordobés.
Son solo “ingredientes” de este tipo de certámenes a nivel regional, donde muchas veces la pasión de desborda y se alimenta de “estos vicios”, que suponen les otorgará ventaja en el juego.
