La Secretaría de Bioeconomía comandada por Fernando Vilella anunció un cambio en el esquema de derechos de exportación tras una segunda reunión con la Mesa de Enlace y el Consejo Agroindustrial Agropecuario (CAA).
Allí se estableció la suba de de la alícuota del 31% al 33% para los subproductos de la soja y retenciones cero (0%) para los siguientes productos:
- Olivícola
- Arrocero
- Cueros bovinos
- Lácteo
- Frutícola (excluido el limón)
- Hortícola
- Porotos
- Papa
- Ajo
- Garbanzos/lentejas/arvejas
- Miel
- Azúcar
- Yerba mate
- Té
- Equinos
- Lana
Para el sector vitivinícola la disminución es una alícuota de hasta el 8%.
Este anuncio se trata de una modificación a la comunicación de la semana pasada en la cual se pensaba elevar hasta el 15% los derechos de exportación, «es una diferencia respecto al proyecto que se elevó al Congreso», comunicó la Secretaría de manera oficial y que generó disconformidad en el sector agroindustrial.
«Siguen buscando el dulce en soja, maíz y trigo. Los números no cierran, están provocando al campo pero el campo votó a Milei. Para mi los números están en rojo por baja de precios, suba de costos, alquileres elevados y muchas pero muchas retenciones«, expresó Salvador Di Stéfano en diálogo con Ámbito en las primeras repercusiones del anuncio.
Dólar: el impacto de la devaluación en el agro
Por ahora, la “devaluación compensada” implica una mejora para el 80% de las producciones agrobioindustriales, si se compara con la realidad de hace una semana. Esto es así gracias al achicamiento de la brecha cambiaria.
Sin embargo, esta mejora competitiva podría agotarse rápido. Un trabajo de CREA señalaba que “si bien el tipo de cambio real es el más alto desde 2002, la inflación podría reducir en poco tiempo este beneficio, además de recortar la capacidad de compra de los consumidores, impactando en cadenas como la ganadería y la lechería”.
A partir de ahora, el riesgo radica en que el ancla cambiaria pierda espacio ante la presión inflacionaria. La idea de un ajuste del TC al 2% mensual frente a una inflación elevada, tendrá como consecuencia una pérdida de competitividad en el sector exportador y promoverá las importaciones.
Pero el gran problema será cuando comience la campaña agrícola 2024/2025, por el mes de abril, cuando las pymes del agro hagan números y busquen insumos para trigo y cebada, o peor aún cuando el año avance y haya que pensar en la próxima gruesa. ¿Cuál será el tipo de cambio importador que regirá para la compra de insumos para encarar la siembra? Ese tipo de cambio -que por el Impuesto PAIS cotiza por encima del dólar exportador- podría ser un salvavidas de plomo para quienes busquen una mayor productividad.
Juan Manuel Garzón, economista del IERAL (Fundación Mediterránea), estimó que en 2024, por la recuperación de cosecha, el agro estaría aportando unos u$s6.300 millones por retenciones. Esto es un 43% más que este año, que estuvo fuertemente afectado por la sequía. Al subir alícuotas, el Gobierno nacional le estaba pidiendo al sector un extra de unos u$s1.080 millones
Fuente: Ambito