El Ministerio de Economía enviará hoy una delegación a Washington en la recta final de las negociaciones con el FMI. Esta noche viajará una comitiva integrada por el viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein, el jefe de asesores, Leonardo Madcur y los directores del Banco Central, Lisandro Cleri y Jorge Carrera.
Después de más de un mes de dilaciones en la negociación por las metas del tercer trimestre, el cierre es contrarreloj: Argentina necesita garantizar nuevos desembolsos para enfrentar vencimientos por casi 3.000 millones de dólares a fin de mes.
Y se estima que entre llegar al acuerdo técnico y la aprobación del Directorio del FMI pasan dos semanas (además de que estos tiempos podrían dilatarse por el receso de verano en Estados Unidos, que arranca la semana que viene).
Ayer, el ministro de Economía Sergio Massa dijo que el acuerdo está “cerquita”. Uno de los temas más complejos de la negociación es la política fiscal: Argentina apunta a un déficit fiscal del 2,5 % del PIB, mientras que el fondo ha planteado la necesidad de reducirlo a 1,6 %.
Repensar el acuerdo
“Tenemos que repensar el acuerdo con el Fondo porque el acuerdo es inflacionario. Estamos planteando variables distintas a las que traíamos, con buena fe. Estamos muy cerquita de poder ponernos de acuerdo”, dijo el ministro en declaraciones televisivas unas horas después del acto en Salliqueló. En ese sentido, postuló que el programa modificado con el organismo deberá contemplar, como particularidad del contexto económico argentino, que en la economía “hay tres dólares que definen precios”.
“La importación de insumos se hace a precio oficial, el cálculo de reposición se hace en base al valor futuro o al dólar financiero y su rentabilidad al dólar blue”, ejemplificó, al hablar de la fabricación de una copa. “Cada vez que tuvimos ataques de mercado tuvimos picos inflacionarios. Con jugadores que jugaron sabiendo que el Gobierno tenía las manos atadas. Lo que se buscaba era inestabilidad”. Según fue adelantado en su momento, parte del tira y afloje con el FMI versaba sobre qué margen para intervenir en esos mercados le dará un acuerdo recalibrado como el que se negocia.
El jefe del Palacio de Hacienda cuestionó también que el modo en que fue configurado el programa original es un acelerador de la inflación. “El primer shock (que experimentó este Gobierno) es el lastre que representa para la Argentina el acuerdo con el Fondo Monetario, que con la dinámica que el Fondo desarrolla para que el país acumule reservas para garantizarse el cobro es absolutamente inflacionario para los países en desarrollo, que es lo que venimos discutiendo con el staff del Fondo”.