La Confederación General del Trabajo (CGT) encabezó este jueves una multitudinaria concentración en Plaza de Mayo para rechazar el proyecto de reforma laboral impulsado por el Gobierno. La protesta contó con la participación de las dos vertientes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y movimientos sociales, y estuvo atravesada por fuertes advertencias hacia el oficialismo ante la posibilidad de avanzar con cambios en el régimen laboral.
Durante el acto central, dirigentes del sector cuestionaron el alcance de la iniciativa y dejaron abierta la puerta a nuevas medidas de fuerza. “Este plan de lucha recién empieza y, si no somos escuchados, vamos a terminar en un paro nacional”, afirmó Octavio Argüello, uno de los cosecretarios generales, al tomar la palabra frente a los manifestantes.
En la misma línea, Cristian Jerónimo sostuvo que la reforma “no aporta soluciones al mundo del trabajo” y advirtió que el texto “está redactado de manera regresiva, favoreciendo a las grandes corporaciones”. “No beneficia a las pymes ni genera empleo genuino; por el contrario, profundiza un modelo que excluye a jóvenes y mujeres”, remarcó el dirigente sindical.
Las críticas también apuntaron al contexto económico y social. Jorge Sola, otro de los cosecretarios generales de la CGT, alertó sobre el deterioro del entramado productivo y laboral. “El tejido social se viene destruyendo desde hace dos años: cierra una empresa por hora y cientos de trabajadores pierden su empleo todos los meses”, señaló, al justificar la convocatoria a la movilización.
La protesta fue definida tras una reunión del Consejo Directivo de la CGT realizada a mediados de semana, de la que participaron, entre otros, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA), Héctor Daer (Sanidad), Hugo Moyano (Camioneros), Sergio Romero (UDA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias). Allí se resolvió avanzar con un plan de acción contra la denominada Ley de Modernización Laboral, que introduce cambios en indemnizaciones, jornadas de trabajo, vacaciones, despidos y la implementación del banco de horas.
La movilización sumó además respaldos políticos. El gobernador bonaerense Axel Kicillof participó de la marcha y cuestionó duramente el proyecto. “No tiene un solo elemento que mejore las condiciones de los trabajadores”, afirmó, y agregó que tampoco cuenta con el aval del sector pyme, que -según indicó- atraviesa una situación crítica.
Fuente: Ambito




