Guaraní y Brown eran los candidatos naturales y lo confirmaron, hasta se ganaron entre sí, con la ventaja que los franjeados fueron más “goleadores” en los dos enfrentamientos, lo que le permitió ser el líder de la zona 6.
Colonial, era esperable, un equipo con jugadores de la zona que habían salido campeones en la Liga Apostoleña. Ganó uno de los partidos y empató otro. Los demás fueron derrotas. Un aprendizaje para sus dirigentes y el propio plantel.
Lo de River de Santa Rita es para el olvido. Tras las buenas actuaciones en torneos anteriores, lo de este año fue un “fracaso rotundo”, no solo perdió con los posadeños, sino Colonial de Cerro Azul lo venció a domicilio.
En la zona 7, Galeano impuso condiciones, a veces sin jugar del todo bien consiguió resultados valiosos, tanto de local como de visitante. Fue sin dudas una grata sorpresa y líder de la zona. Luz y Fuerza de Iguazú, se hizo fuerte de local y después “arañó” de visitante, lo que le alcanzó para clasificar y ser un duro rival en el estadio de la Liga en Iguazú.
Libertad de El Soberbio, no tuvo, en algunos partidos, la suerte necesaria como para cerras buenos resultados y además la conducta de algunos jugadores lo privaron de aspirar a pasar a la siguiente ronda. Según comentaron dirigente de Libertad, varios titulares “abandonaron” el plantel para ir a jugar torneos en Brasil. Muy amateur, por cierto.
Finalmente, la Picada, la gran decepción, habida cuenta del plantel que había conformado, era uno de los candidatos, incluso con “buenos primeros tiempos”, donde impuso condiciones.
Aquello de “juntar nombres, no implica un buen equipo”, sintetiza la realidad del “tren del oeste”, que en este torneo no tuvo ni locomotora ni vagones.




